
Entre rocas y versos: altura poética
En su primer poemario, Chiquillo Vilardi construye un paisaje literario tan diverso como fascinante, donde cada texto es una piedra diferente que conforma un mosaico mayor de experiencias y formas narrativas. La autora barranqueña transforma lo mineral en metáfora viva, creando un diálogo único entre lo tangible y lo intangible.
La obra destaca por su naturaleza híbrida y experimental, donde conviven versículos bíblicos con reportajes periodísticos, ensayos filosóficos con ilustraciones enciclopédicas. Esta heterogeneidad no es casual: representa la diversidad de superficies y texturas que pueden encontrarse en una colección de piedras, cada una con su propia historia geológica.
El fragmento sobre la expedición a 6000 metros de altura revela la maestría de Chiquillo para entretejer la experiencia física con la contemplación espiritual. Su verso «No soy un cuerpo para andar por estas tierras» resuena como un mantra que explora los límites entre lo humano y lo mineral, entre lo sagrado y lo profano.
La autora construye un lenguaje donde lo pétreo cobra vida propia. Su poesía no solo describe las piedras, sino que las convierte en testigos silenciosos de la condición humana. Cada texto es como un hallazgo arqueológico que revela capas de significado, memorias y reflexiones sobre nuestra relación con el mundo natural.
«Un montón de piedras» se presenta como un ejercicio de arqueología poética donde cada fragmento, cada género literario, cada voz narrativa, es una piedra cuidadosamente seleccionada y pulida para construir un monumento a la diversidad de la experiencia humana. Chiquillo Vilardi no solo colecciona piedras; colecciona formas de ver y entender el mundo.
Una obra que desafía las convenciones del género poético mientras explora las múltiples posibilidades del lenguaje para nombrar lo inefable. Un debut que promete marcar un antes y un después en la poesía contemporánea colombiana.
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